Marcha MTB Canal de Castilla

Día de San Fermín con ola de calor, a las 8 en punto chupinazo de salida para Alar del Rey, nos esperaban 6 horas de bici hasta llegar a Palencia. La idea fue propuesta por Juan y Javi Pérez hijo a la que nos apuntamos Juanjo, Rodrigo, Churrero, Illana, Iñaky y yo (Chao), con la logística gestionada por Javi Pérez y la inesperada visita de Jon.

 El día prometía y las risas empezaron desde que nos montamos en el tren, que si Juanjo lleva el chubasquero para el frio, que si la crema hay que darla donde da el sol o donde el sol nunca brilla, …

 Llegamos a Alar, mañana calurosa con una brisa que hacía pedalear muy cómodo pero nos quedaban unas horas en el sillín y casi todos éramos vírgenes en pasar el cuentakilómetros de las 3 cifras de una sentada.

 
Cogemos un ritmo muy fácil marcado por Rodrigo y Chao y mientras los kilómetros subían, también lo hacía el sol y el calor. Esta primera parte fue marcada por las risas, una escapada de Rodrigo al acecho de un perro y la consecuente caída de la bici del Churre y Javi debido a las carcajadas y las ramas, fotos en las esclusas,… Nos ponemos el objetivo de comer en Boadilla, kilómetro 56, pero el puente de Requena se negaba a aparecer y el cansancio se iba notando.
Por fin llegamos y a comer, menú muy variado, desde una tortilla entera metida en un pan hasta la fiambrera de Rodrigo llena de jamón, tampoco hay que embobarse así que algunos nos dimos un bañito y seguimos. En este punto cambiamos a los Juanes por los Jones, Juanjo y Juan se retiraron por molestias y un nuevo compañero de Astudillo se nos unió con una bici prestada que no tenía ni calapiés.

 A partir de aquí el ritmo se hizo más ágil sobre todo debido a que las horas de calor se nos echaban encima y queríamos acabar. Este tramo era desconocido para algunos y muy bonito pero mientras el agua se calentaba la sed aumentaba. Todavía nos quedan 40 km!
Alguna escapada nos hizo Rodrigo debido a su estrés acumulado y a su imposibilidad de ir a 2 metros de la bici previa que Iñaky intentó explicar, estas escapadas acabaron con su consiguiente recalentamiento de pies y parada.
En Ribas, Rodrigo y Jon nos dieron su toque de historia del canal y continuamos hasta el Serrón y Grijota donde no pudimos hacer otra cosa que dejar la bici y directos al canal, si no nos metemos al agua, nos morimos.

Los últimos 10 km se nos hicieron más llevaderos, pero justo a 500 metros de la dársena un último pinchazo, pero el Churrero que ya no aguantaba adelantó para saciar la sed, acabada la hazaña de 106 km en el Curro con unas jarras de cerveza que duraron decimas de segundo, con la satisfacción de haber hecho esta kilometrada y haber pasado un día divertido pero también ese toque de monotonía que hace que el canal no sea tan atrayente como debería (manera suave de decir, que es un coñazo).

Autor: Chao

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