IM Lanzarote 2010






Como explicaros una prueba como el ironman de Lanzarote…., y supongo que cualquier prueba de estas características?,…. no lo sé muy bien, porque si hay algo que caracteriza a estas pruebas de larga distancia es precisamente eso, que cada uno lo ve y lo siente de una manera. Son sensaciones difíciles de explicar, es una mezcla entre la locura incontrolada de no saber muy bien lo que te espera, y por otra parte la serenidad que te da el entrenamiento realizado, aunque este último siempre creas que nunca es suficiente. Y además he comprobado que da igual la edad que tengas y las pruebas que lleves encima, los nervios se apoderan de todos.
Por eso, no quiero aburriros con datos y explicaciones de cómo fue la prueba, porque eso ya os lo contaré cuando sigamos entrenando, cuando montemos en bici durante horas o cuando corramos y se me siga saliendo el corazón del pecho.
Para mi hay varios momentos que recordaré toda mi vida, y esos si que quiero reflejarlo. Son momentos donde las emociones retenidas durante esos meses de entrenamientos afloran, sobre todo en forma de lágrimas. Momentos como en la salida de la natación, donde te encuentras con mil quinientos compañeros unidos por un mismo reto, pendientes del pistoletazo de salida, cada uno con su historia, con sus vivencias, y sin embargo el ambiente es silencioso, pocas palabras, pocos gritos, solamente perturbado por un aplauso espontáneo de todos al unísono, del pistoletazo de salida y de ruido de los primeros nadadores en comenzar, todo ello en el momento del amanecer, que más puedo contar. Momentos como cuando te encuentras pedaleando sólo por una isla, unas carreteras y unos paisajes desconocidos, únicamente vistos en tantos reportajes y videos que has visto para motivarte en estos meses. Tantas bicis en los boxes y sin embargo, te encuentras tan solo; la cabeza se entretiene con cosas inimaginables. La alegría desbordante de los kilómetros donde amigos y familiares acompañan y nos animan, contrasta con los kilómetros de absoluta soledad y silencio en otras partes del recorrido, teniendo todos como denominador común el aire y viento de la isla, que afortunadamente este año no ha mostrado toda su furia con los corredores. Momentos como cuando después de los ciento ochenta kilómetros de la bici te bajas de ella agradeciendo su acompañamiento sin ningún problema mecánico, y donde tus piernas cobran un sentido nuevo para ti. La pesadez aparece, no corres, ni tan siquiera andas de la misma manera, y los miedos de la incertidumbre de si podrás acabar hace que aparezca tu preocupación, que va desapareciendo a medida que vas recorriendo metros. Momentos extraños, donde todos estos meses has pensado que la carrera a pie iba a ser lo peor, y que no te habías equivocado, pero que pese a correr solo, el fervor y acompañamiento de la gente y compañeros hace que el maratón sea distinto a como lo habías imaginado. Y sobre todo momentos donde unos metros antes de cruzar la meta, ya ves a tu familia y amigos, que has sido durante todos estos meses la conexión entre la locura y la cordura, de días buenos y malos, de apoyo y comprensión; ves que te abrazan y corren a tu lado, entrando en meta junto a ti, comprobando, ahora sí, que ya no están tan preocupados por ti, y que todos estos meses de inquietudes se acabarán, al menos por ahora.
Momentos donde al cruzar la línea de meta necesitas unos segundos para estar completamente solo, solo……………………………………………………………….

Si analizais todo esto comprobareis que los sentimientos de miedo e incertidumbre están permanentemente acompañándote durante meses; esto es hacer un ironman, esto es ser un finisher, ser capaz de dominar y convivir con ellos.
No se trata de ser el más rápido, el más fuerte ni el más preparado, no se trata de hacer todos el entrenamiento del mundo a todas horas; se trata de controlar estos miedos, de saber que hay factores que nunca podrás controlar, y que por mucho que hagas no dependen de ti.
Se trata de un acto de convencimiento a uno mismo, además de una responsabilidad. Hay que ser valiente para sentarse delante del ordenador y completar la inscripción, ver que ya no hay marcha atrás y que a partir de ese momento, durante unos meses, durante todos los días al levantarte, la prueba va a ocupar una parte importante de ti, y sé de lo que hablo, durante un tiempo.
Por eso lo más importante es la cabeza; la mente va a prepararse durante unos meses a hacerse a la idea de la prueba, a intentar visualizarla, y por eso cuando llega el momento, casi todo el mundo está preparado.

Somos capaces de esto? Si respondes que si, ya tienes medio camino hecho, sólo nos queda hacer lo que más nos gusta, hacer deporte y entrenar.

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