Para el 2020 y como regalo de 40 cumpleaños, quiero correr la Transvulcania por tercera vez. Lo que ocurre es que para esta edición piden haber corrido al menos un maratón de montaña en los últimos 18 meses, y para no verme pillado, decidí correr la Santa Cruz Extreme ya que por fechas en principio me venía bien, pero que por culpa de una bursitis en el talón me ha venido mal por falta de entrenamiento. Pero bueno… Ya estaba ahí y había que intentarlo al menos.
A priori la prueba asusta: 49’5 kms con un desnivel de +3860 metros y -3850 metros. Tenía claro que consistía en ir tranquilo y llegar al menos 1 minuto antes del tiempo de corte.
Salida en la playa. Amanecer espectacular. Nos metemos en faena y después de subir y bajar unos cuantos metros, empiezan las primeras desgracias allá por el km 20, en la segunda bajada grande: se me queda enganchado el pie en una roca y salgo volando… ¡Ostión! Parece que solo heridas así que libramos, pero al llegar al avituallamiento descubro que los dos bidones se han picado un poco. Me las apaño como puedo y encima el dolor del talón aparece. Menos mal que aparece mi amigo Jesús para darme ánimos y los males se compensan. Quedan 3 subidas y una bajada larga y muy técnica. A la altura que estoy ya no me retiro ni de coña, así que medio cojeando hago los últimos kilómetros con cuidado pero muy animado ya que veo la meta y el objetivo de poder apuntarme a la Transvulcania cada vez más cerca.
Y ya está. Conseguido!! Se ha sufrido y se ha disfrutado. Y si en la meta te puedes sacar una foto con un crack como Pau Capell, todavía sabe mucho mejor.
P. D. Me cago en el ultratrac de Garmin. Me marcó 65 kms cuando en realidad fueron 49’5 kms. Imaginad la cara que se me quedo cuando me di cuenta. Creía que llevaba 32 y en realidad eran 24….
jajaja que grande el ultratrac>!!!!